Mallorca es una isla paradisíaca, uno de los destinos mediterráneos más populares no solo entre los europeos, sino también entre turistas de todo el mundo. No son pocos los famosos, desde actores a modelos, que han comprado una casa o una mansión en alguna de las exclusivas urbanizaciones de la isla. Las playas de arena fina, lo animado de su ocio nocturno, la oferta internacional que ofrece, ha permitido que Mallorca despegue como un lugar perfecto para pasar unos días de vacaciones, o pensar incluso en una jubilación dorada. Jun paraíso que, sin embargo, oculta también una cara oscura, como cualquier otro gran lugar donde hay mucho trasiego de gente. Y es que no todo es perfecto en la isla. De hecho, el problema del apogeo turístico ha llegado a tal punto que es complicado encontrar un alquiler relativamente económico en Mallorca. La isla vive del turismo y lo necesita, pero tal vez se hayan pasado todas las líneas rojas.
Para colmo, el turismo no solo atrae beneficios, sino también ciertos problemas. Cuando hay un gran flujo de personas que vienen y van en ciertas zonas de la ciudad aparecen los delincuentes. Carteristas, ladrones de poca monta que aprovechan los descuidos para llevarse lo que pueden y revenderlo luego ilegalmente. Algo habitual en las grandes ciudades que se ha hecho más patente en los últimos años en Mallorca. Tanto es así que incluso este mismo 2021 han aumentado los casos de robo con violencia y extorsión en la ciudad. Buena parte de ellos estaban provocados por una banda de extranjeros, liderada por un argelino de 40 años, que obligaba incluso a menores fugados de los cercanos centros de realojo a delinquir para él. La banda había llevado a cabo diversos hurtos menores en los últimos meses, pero la situación estaba desbocándose. Denuncias constantes, amenazas, palizas agresiones… Y todo ello, ocultándose en un edificio okupado casi en pleno centro de la ciudad. Un lugar que es conocido en toda Palma como La Casa de los Horrores.
Ubicación de este edificio de tres plantas
Se lleva hablando meses de este edificio mallorquín, por la atención que ha atraído no solo en medios locales, sino también nacionales. Está ubicado en el número 63 de la calle Manacor, una de las grandes avenidas que desembocan en el distrito del Centro de la ciudad. Se trata de un inmenso edificio de tres plantas más un bajo con locales comerciales. Un lugar que está en peligro de derrumbe por la dejadez del ayuntamiento o los dueños, y que fue okupado hace unos años, primero por familias nacionales y luego por extranjeros que llegaban a Palma de forma ilegal, en patera. Durante este tiempo, el edificio ha estado abarrotado de todo tipo de gente sin hogar, lo que ha provocado distintos conflictos entre ellos y por supuesto, también con los vecinos de este barrio tranquilo de Palma.
Edificio de okupas
Actualmente no hay ciudad en España que no tenga muchos edificios okupados. La escasez de vivienda es un problema real, y la crisis de 2008 dejó muchísimas casas vacías. El edificio de la calle Manacor era perfecto para entrar en el radar de las bandas okupas, a pesar de su estado de deterioro. De hecho, las paredes están totalmente destrozadas, y se ha tenido que apuntalar el interior para que no se vengan abajo en cualquier momento. La presencia no solo de okupas y delincuentes, sino también de menores fugados de centros de acogida, hace que la solución a la situación del edificio sea muy compleja. Por más que la policía se persone de forma habitual en él, los okupas siempre tienen las de ganar. Y esto ha provocado que aprovechen para llevar a cabo todo tipo de actividades ilícitas en el edificio y en sus cercanías, con lo que eso supone para el barrio.
La prostitución como rutina
Como apuntábamos al principio, buena parte de los okupas que se han mantenido en el edificio hasta hace bien poco eran inmigrantes ilegales llegados del norte de África. Estaban bajo el mando de un argelino que había creado una organización con el fin de delinquir, desde pequeños hurtos a robos con violencia. Pero también ofrecía cobijo a muchas mujeres, incluso menores, a cambio de una parte de sus beneficios al ejercer la prostitución. Según la Policía, los vecinos acostumbraban a ver a las chicas, algunas menores como decimos, caminar por la calle de la mano de clientes, muchas veces extranjeros. Los subían a la casa y luego bajaban, después de un tiempo. Algunos también sufrieron robos en el interior del edificio. De hecho, también se tienen sospechas de que ha habido violaciones y abusos sexuales en La Casa de los Horrores, aunque esto último no ha podido ser del todo corroborado.
Qué dicen los vecinos
La situación de continuas riñas y peleas, el ruido y el escándalo que estos okupas generan en el barrio ha terminado por hartar a los vecinos. En su mayoría personas mayores que llevan viviendo toda su vida en esta calle, aseguran sentirse atemorizados por la presencia de estos delincuentes. Los problemas de convivencia son constantes, y las amenazas incluso se han llevado a las últimas consecuencias, habiendo agresiones a la gente que denunciaba estos casos. En una de las habituales riñas dentro del edificio, este empezó a arder y fue consumido por las llamas, lo que propició que los okupas tuvieran que abandonarlo. Parecía un final “feliz” para la historia, pero apenas unos días después, los okupas han vuelto al edificio, todavía calcinado y en unas condiciones de vida muy insalubres. Parece que el problema, por desgracia, va para largo, y los vecinos ya no pueden aguantar más esta Casa de los Horrores ubicada en plena ciudad de Palma.